Tras la caída de la dinastía nazarí en 1492, el Generalife fue administrado por un gobernador nombrado por Isabel la Católica y Fernando de Aragón. El tercer gobernador fue Gil Vásquez Rengifo, cuyo padre había participado en la reconquista de Granada. Su hija María Rengifo se casó con Pedro de Granada Venegas Mendoza, nieto de Don Pedro Granada (bautizado por Isabel la Católica) que se convirtió en el nuevo Maestre del Generalife tras la muerte de su suegro en 1537. Los sucesivos reyes católicos concedieron el uso del Generalife a los Granada Venegas, descendientes del rey Yusuf IV, a lo largo de varias generaciones.