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Litografía "Génova, calle Balbi, Palacio Durazzo-Pallavicini",

fechado en 1845, publicado por Jeannin, Place du Louvre

(Francia, s. XIX)
Colección Fundación Magos

EL PALACIO DURAZZO-PALLAVICINI, CUSTODIO DE LA ESPADA DEL ÚLTIMO REY DE GRANADA, ATRIBUTO DEL JEFE DE LA CASA SOBERANA DE NAZARÍ.

El Palacio Durazzo-Pallavicini, propiedad de Matilde Giustiniani, marquesa del Generalife, se ha convertido en el escenario de uno de los tesoros más importantes de la dinastía nazarí, la espada de oro del rey Boabdil, que cayó en manos de Isabel la Católica tras la captura del último rey de Granada. Esta espada ceremonial fue ofrecida por los Reyes Católicos como cetro, símbolo de autoridad suprema, a quien debían reconocer como jefe de la Casa Soberana nazarí, don Pedro de Granada Venegas (nieto del rey Yusuf IV). El testamento de don Pedro de Granada Venegas sugiere que ser guardián de esta espada significa ser digno heredero de los atributos del poder real nazarí ("para ser digno tenedor de tal atributo de realeza"). Al no haber tenido hijos, Matilde Giustiniani, viuda del XIX marqués de Campotéjar, heredero de la "Casa Real Nazarí", adoptó a su sobrina Carlotta Giustiniani, marquesa Cattaeo Adorno, que heredó su fortuna. Carlotta, conocida como "la última reina de Génova", arqueóloga de formación y experta en arte, supo combinar las obras de Van Dick, Rubens y Tiziano con el tesoro de los Nazarí en el Palacio Durazzo-Pallavivini. A su muerte, su hijo, Giacomo Cattaeo Adorno, marqués de Gabiano, se convirtió en el custodio del último atributo de poder de la Casa Soberana de los Nazarí.