Se cree que los huesos de los cuerpos de los Reyes Magos fueron traídos desde Oriente por la emperatriz Helena de Constantinopla. Se dice que las reliquias fueron ofrecidas en el año 343 al obispo de Milán, donde se construyó en su honor un enorme sarcófago medieval que aún existe en Milán. Ocho siglos después, el emperador alemán Barbarroja, furioso por haber sido excomulgado por el Papa, saqueó Milán y transportó las reliquias a Colonia (Alemania). En el camino, se dejó una pulgada en la Abadía de Gramont en Francia. El marqués de Gramont cambia su escudo de armas por el emblema de los Reyes Magos. El emperador alemán, poseedor de las reliquias de los Reyes, hace valer su legitimidad cristiana y se presenta como heredero de los Reyes Magos. Con la llegada de las supuestas reliquias de los Reyes Magos, la ciudad de Colonia se convirtió en la cuarta ciudad santa del cristianismo, junto a Jerusalén, Roma y Constantinopla. Colonia llevaba las coronas de los Reyes Magos en su escudo y prosperó gracias a las cruzadas. El único problema histórico es que ningún obispo de Milán de los siglos IV y V, ni ningún teólogo, menciona la presencia de las reliquias de los Reyes Magos en Milán antes de que el emperador alemán Barbarroja declarara que las había tomado ¡en el siglo XII! !